Memorias de una tarde en la sala de urgencias ( Parte I)

Siendo las 2:00 de la tarde y ya cuando el sol arreciaba más tome la decisión de ir por urgencias a un hospital cercano. Lo que no sabía era lo que me espera en dicho centro, en el cual antes ya había estado antes pero como acompañante y no como paciente, y confiaba en una rápida y oportuna atención. Pero que iluso fui, y es que era la primera vez que iba por urgencia a un hospital por el Plan Obligatorio de Salud, y a pesar de lo que ya había escuchado y visto antes, pensaba que a mí me iba a ir diferente.




Este fue mi viacrucis, llegue a las 2:10 pm, y en la entrada un celador me entrega un papelito con un número escrito a mano y mal recortado que me daba un turno con el cual tenía derecho a que me hicieran una evaluación Triage, y es que no esta mal hacer dicha evaluación, pero lo que si está mal es que te toque esperar más de hora y media únicamente para que te clasifiquen si tu condición es crítica o no. Como es posible que un hospital de esta naturaleza no coloquen por lo menos dos personas para que hagan esta evaluación, porque déjenme decirles que este filtro que se hace en la entrada es realmente el peor cuello de botella que pudieron haber diseñado en un momento en el que la vida pende de un hilo.

Como es posible que esta entidad de salud se encuentra certificada, pero sin lugar a dudas no será una que diga que cuida a sus pacientes, porque el papel todo lo aguanta. Y es que las caras largas, de preocupación, dolor y cansancio de mis compañeros de espera, las cuales a decir verdad muchas se veían peor que la mía, daban cuenta de que lo peor solo comenzaba, porque de solo entrar al hospital me sentí más enfermo. No es bueno generalizar por un solo caso, pero es que en Colombia pareciera que no hay derecho ha enfermarse y mucho menos a entrar por urgencia.

Ser bien atendido, de forma rápida y oportuna, por una clínica puede ser una verdadera lotería, porque solo uno entre no se cuantos millones tiene la suerte de que eso le ocurra. Y pues en mi caso no me gané la lotería. Por ello tome la decisión consciente de pedir a otro celador que me dejará pasar a los consultorios que realmente me sentía mal. Y por un momento pensé, que suerte me dejó pasar, me había ahorrado la hora y media de espera en el Triage, pero que iluso nuevamente fui, porque pasada media de estar en los consultorios por fin un doctor finalmente que me iba a atender me dijo que no podía atender porque no me habían hecho el Triage y acaso él no me lo podía hacer? Donde quedo el cuidar y atender a sus pacientes?



De nuevo vuelta al punto de botella, más enfermo que cuando llegue, con impotencia y algo desesperado me encuentro de nuevo en el principio, me salté el conducto regular y entre de forma intempestiva al sitio donde hacía la evaluación del triage y le indique a la enfermera que me hiciera la evaluación que yo no me sentía bien. Creo que fue lo único que funciono durante todo mi periplo en el hospital, no se si fue mi determinación o el estado en el que me encontraba el que hizo que me atendiera y me pudiera dar ingreso al hospital después de 45 minutos de haber llegado.

Para que tengan una idea, cuando llegue me toco el turno 132, y cuando entré a la evaluación estaban atendiendo el turno 119, o sea que me faltan 13 turnos para que me tocará a mí

Pero el camino sigue y los hechos hablan por si solos...

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